«Las chamineras que echan humo» contar la población de nuestros pueblos

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 Aragüés del Puerto – Aragüés de lo Puerto (en aragonés)

 

Esta idea no es mía, sino que se la debemos a mi padre, Carlos Reyes, que ha trabajado de Secretario de ayuntamiento en los valles occidentales toda su vida laboral. Más de treinta años de profesión entre el valle de Ansó-Fago y el de Aragüés del Puerto hacen que haya tenido mucho tiempo para reflexionar sobre  gestión pública en zonas de montaña.

Todos los que tenemos contacto con pueblos sabemos que las cifras del padrón no reflejan la población que vive allí durante todo el año. Cuando recorres los foros sobre despoblación la queja es únanime: las cifras oficiales del padrón son engañosas ya que son siempre más altas que «las chaminieras que echan humo», es decir, que las casas habitadas durante todo el año. Y es que, en lo que a poblaciones pequeñas se refieren, no hay mejor estadística para saber quién duerme ese día en el pueblo que la cuenta de la vieja que se hace entre todos en el bar.

Entonces, ¿cómo podemos calcular la población de una forma más realista?.  La hipótesis que presento es que ésta se puede estimar de forma más cercana a la realidad a través de los datos de la cartilla sanitaria. No planteo contar a la población vinculada, sino únicamente conocer la cifra de personas que tienen su residencia habitual en el pueblo

El padrón contiene sesgos importantes, ya que muchos hijos del pueblo y otra población vínculada  se mantienen empadronados por sentimentalismo, por mantener el voto allí, por ventajas físcales en el impuesto de circulación o por militancia con las ayudas públicas que recibe la localidad, entre otras razones. En cambio las tarjetas sanitarias están vínculadas al médico de cabezera, que interesa tenerlo lo más cerca posible de la residencia habitual.

Para empezar a trabajar con esta hipótesis he decidido comparar las cifras del padrón y de las tarjetas sanitarias de los cuatro pueblos de la redolada de Artieda (Salvatierra de Esca, Sigüés, Mianos y el propio Artieda).

* Los datos del padrón son a 1 de enero de cada año de estudio y las tarjetas sanitarias han sido contabilizadas también en enero de cada año.

 Tabla 1. Datos del padrón de los cuatro pueblos 2016-2019.

              Tabla 2. Datos de las tarjetas sanitarias de los cuatro pueblos 2016-2019

 Tabla 3. Diferencia entre el padrón y las tarjetas sanitarias

 

Como se puede observar en las tres tablas anteriores, el número de personas con tarjetas sanitarias es en todos los pueblos inferior al de personas empadronadas. Además, el número de personas con residencia habitual en los mismos que estiman los habitantes de estos puebles coincide mejor con las cifras de las tarjetas sanitarias, al menos en los casos de Mianos (22 en enero de 2019) y de Sigüés (59 en 2019), tras contrastarlos con conversaciones informales mantenidas con los alcaldes de ambos municipios. Ahora paso a estudiar en mayor detalle el caso de Artieda.

Tabla 4. Personas empadronadas por sexo y edad en enero de 2019.

Tabla 5. Tarjetas sanitarias por sexo y edad en enero de 2019.

Tabla 5. Diferencia personas empadronadas – tarjetas sanitarias por sexo y edad en enero de 2019.

 

En el caso de Artieda, las estimaciones del número de tarjetas sanitarias también coinciden con las estimaciones que hacemos los vecinos. En 2016 cuando llegué a vivir al pueblo se hablaba en el bar de unas 50 personas viviendo todo el año, mientras que ahora después del proceso de Empenta Artieda contamos unas 60.

Por lo tanto, parece que las estimaciones de los habitantes están más cerca de las cifras de las tarjetas sanitarias que de las del padrón. Aunque parece que además de cumplirse este hecho en la Val d’Aragüés también se cumple en la redolada de Artieda (al menos en Mianos, Sigüés y Salvatierra), esta hipótesis no deja de ser bastante rudimentaria, y sería necesario hacer un estudio metodológico mucho más profundo para conocer el alcance del estudio de la población a través de las tarjetas sanitarias.

De hecho hay otras situaciones más excepcionales que producen sesgos en esta forma de medir la población, por ejemplo personas que viven en la frontera navarro-aragonesa con enfermedades crónicas que prefieren tener la tarjeta sanitaria en Navarra al tener unos servicios sanitarios mejor valorados en la comunidad foral y unos hospitales más cercanos que los de Zaragoza con una amplia cartera de servicios.

Os animo a debatir y a hacer el ejercicio de estimar la población de vuestro pueblo con la «cuenta de la vieja» y posteriormente contrastarlo con la población de enero de 2018 (en la web del IAEST encontramos fácilmente el dato de las cartillas sanitarias por municipios) y posteriormente a contrastarlos con los datos del padrón (a fecha uno de enero de 2018).

¿Qué estimación es más realista para determinar la población que vive durante todo el año en el pueblo? ¿la del padrón, la de las tarjetas sanitarias o la de los locales en el bar?

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